sábado, 21 de marzo de 2009

Patinatge: patinatge sobre rodes (patinadora: alba perez (entrevista))

PATINADORA
Alba Pérez se sitúa en la élite del patinaje artístico
Un oro y dos bronces son los últimos triunfos de Alba Pérez Rifà. Los lograba el pasado mes de noviembre en el Mundial Júnior de Patinaje Artístico. Hablamos con ella sobre sus éxitos y sus planes de futuro
GUACIMARA CASTRILLO
“Al principio no despuntaba nada, quedaba siempre entre las últimas”. Así de sincera comienza a hablar de sus inicios en la competición Alba Pérez Rifà, la misma, que hace unos días se colgaba un oro y dos bronces en el Mundial Júnior de Patinaje Artístico. Y con éste, ya son tres los campeonatos internacionales que en las últimas temporadas han visto alzarse a la joven catalana en el podio.
Persistente y luchadora, Alba tuvo claro desde muy pequeña –empezó con poco más de seis años– que quería triunfar en esta modalidad deportiva. Desde entonces, no ha dejado ni un solo día de trabajar duro para lograr sus metas.
El pasado mes de noviembre le tocaba enfrentarse a una de las citas más importantes de su carrera. Se celebraba en nuestro país (en la ciudad de Murcia) el Campeonato del Mundo. Alba llegaba al encuentro consciente de estar entre las favoritas de su categoría (júnior), no sólo porque ostenta los primeros puestos desde hace varias temporadas, sino porque viene demostrando estar en su mejor momento. Sin embargo, reconoce la patinadora, “tenía más presión que nunca, no podía quitarme de la cabeza que había mucha gente conocida entre el público y muchas miradas sobre mí, no quería decepcionar”. Y no lo hizo. Medalla de oro en combinada –con la que mantiene su título de 2005– y bronce en las modalidades de libre y figuras obligatorias.
Con todo, ella asegura que “podía haberlo hecho mejor” y admite que, “siempre me exijo mucho, el máximo. Esta vez iba también a por el oro en libre y no ha podido ser”.
A la hora de hablar de su trabajo, Alba se muestra autocrítica y humilde. Sabe que su mejor baza en este campeonato ha estado “en los saltos completos, las tres vueltas en el aire que muchas patinadoras no logran hacer”. Su punto débil: “El de siempre, me cuesta controlar los nervios. Me suelen jugar malas pasadas y esta vez me han afectado bastante en la pista”.
Más datos
SUS INICIOS. Alba Pérez (18 años) comenzó a practicar el patinaje cuando tenía seis años. “Mi madre quería que hiciese algún deporte, ella me decía que ballet, pero yo quise apuntarme a patinaje”. Recuerda sus inicios por lo mal que lo hacía, pero no tardó en dar el cambio y comenzar a despuntar.
PRIMEROS ÉXITOS. “Con 11 años quedé Campeona de España en infantil”. Luego, su momento más álgido llegaría en 2004. “Estaba aún en categoría juvenil y me convocaron para el Mundial júnior de Fresno (California) para que fuese probando”. Alba probó y demostró: “Quedé primera en libre y segunda en combinado”. Es, cuenta entusiasmada, “el título que más he disfrutado y del que guardo mejor recuerdo, por lo inesperado que era para todos”. Sobre aquella cita, Clemente Cerezo, su entrenador, también guarda un recuerdo imborrable. “Antes de salir a pista Alba me pasó un papel en el que decía: ‘Este campeonato lo gano yo por mis narices’”.
CLUB NATACIÓ TERRASA. Desde los 11 años, Alba forma parte del CN. Terrasa. Allí, entrena bajo las órdenes de Clemente Cerezo, que en su día fue subcampeón mundial de patinaje artístico.
SOBRE SU FUTURO. Tanto Alba como Clemente recalcan que “del patinaje es imposible vivir en nuestro país”. Consciente de ello, Alba dedica buena parte de sus esfuerzos a los estudios. Este año ha empezado a estudiar la carrera de Telecomunicaciones. En un futuro, dice, “me gustaría montar un club de patinaje, pero sé que tendré que compaginarlo con otro trabajo”.
Clemente Cerezo es “mi entrenador en la pista y mi mejor amigo fuera de ella”
Cuando le preguntamos por sus maestros y por sus principales apoyos en su carrera deportiva, Alba no tiene ninguna duda: “Clemente Cerezo”. Él, explica, “ha sido mi entrenador desde que tenía 11 años, es la persona de quien más he aprendido”. Además, insiste, “no sólo me ha enseñado a disfrutar del patinaje, sino que también me ayuda mucho en temas personales. Es mi entrenador en la pista y mi mejor amigo fuera de ella”.
Por su parte, Clemente tampoco escatima en elogios. “Alba nunca deja de sorprenderme, tiene una fortaleza psíquica envidiable, cuando se propone algo es imbatible, luchadora, persistente e, incluso, autodidacta”.
A nivel deportivo, asegura el entrenador, “lo hace muy bien”. Sin embargo, coincide con su alumna a la hora de revelar que “ahora mismo no está a tope, en el Mundial podía haber conseguido aún mejores resultados”. Con todo, “otra de sus cualidades es que sabe ganar, pero también sabe perder y, aunque en un primer momento se derrumbe, enseguida está pensando en su próximo objetivo”.
Hablando de objetivos, Alba explica que “ahora me toca un cambio importante, la próxima temporada pasó a la categoría absoluta, sénior”. Su meta: “Mantenerme en la competición, mejorar y hacerlo bien”. Es consciente de que “la competencia será más dura y las cosas más difíciles, pero me repetiré lo de siempre Alba tu puedes”.
Su entrenador se muestra también optimista. “Su cuerpo y su personalidad van a parar de experimentar cambios, en los últimos años ha sufrido bastante por cuestiones de crecimiento, ha pasado una etapa complicada”. Ahora, explica, “su cuerpo es el que es y puede dar mucho de sí”. Además, recalca, “a Alba le van los caminos difíciles. Desde que trabajo con ella, cuando más ha demostrado es cuando las situaciones son más complicadas”.
“Muchos títulos pero pocos reconocimientos”
El pasado mes de noviembre Murcia acogió la 51ª edición del Campeonato del Mundo de Patinaje Artístico. Aunque Italia fue la que copó un mayor número de medallas (25 en total), nuestro país demostró, una vez más, estar entre los mejores del mundo (tercero en la clasificación final). “El nivel de los patinadores españoles es cada vez más alto”, explica Clemente Cerezo, sin embargo, “los apoyos siguen siendo muy escasos”.
En España, “vivir de este deporte es imposible e impensable”, recalca. A esto, se suma que es “un deporte que exige muchísimo, una media de cinco horas de entrenamiento diario y una disciplina que hay que aplicar en tu vida general, con lo cual, compaginar con otros trabajos tampoco es fácil”.

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